La polémica sobre los Libros de Texto Gratuitos (LTG) de la SEP*
Desde que se dieron a
conocer los libros de texto gratuitos para este ciclo escolar 2023-2024 y con
la publicación del nuevo plan de estudios en el diario oficial de la federación
(DOF) se ha desatado una intensa polémica en medios de comunicación, ámbitos
académicos y organizaciones de la sociedad civil, como la Unión Nacional de
Padres de Familia (UNPF), Frente Nacional por la Familia (FNF), Canacintra,
Alianza de Maestros (ALMA), entre otras.
Ha habido toda clase de
señalamientos y críticas, desde los que puntualmente señalan los errores
gramaticales, de redacción y precisión o los que señalan los vacíos y las
omisiones de ciertas áreas del conocimiento que son fundamentales para el
desarrollo de los niños, hasta los que han hecho afirmaciones hiperbólicas y
falaces evocando al fantasma del comunismo, que en la segunda mitad del siglo
XX durante el desarrollo de la guerra fría, al menos en la sociedad mexicana,
provocó una tremebunda animadversión.
Pues bien, lo que me
interesa es aclarar algunos aspectos que se han mencionado en la polémica, por
supuesto, no al lector docto en materia educativa, ni a los especialistas en
pedagogía y educación, pues para estos es obvio y evidente, pero sí a
estudiantes y gente que se interesa o trabaja en la educación, pero que, por la
razón que sea, no ha entrado en las honduras -a veces ininteligibles- de los
debates teóricos y filosóficos.
Mucho se ha mencionado ya
desde hace tiempo sobre lo negativo de la politización de la educación y ahora la
ideologización en los libros de texto gratuitos apelando a la supuesta
neutralidad de los libros anteriores. En la educación, sea formal, no formal o
informal, de cualquier nivel educativo y modalidad, al ser un proyecto de
sociedad, intervienen distintas instituciones, desde la familia, la escuela, el
Estado, partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil, empresas y
organismos nacionales e internacionales.
Este conglomerado de
actores va a debatir y consensuar el modelo educativo que atienda a los
intereses y necesidades de la sociedad. Sin embargo, es inevitable que entre en
juego los intereses particulares de cada grupo y, en el despliegue de fuerzas
van a ganar los que tengan mayor influencia y poder (ya sea institucional,
económico, mediático, organizativo o persuasivo). En sentido llano, esto es lo
que sucede en política. Todo proyecto, problemática, necesidad que se de en el
seno de la sociedad, que despierte el interés y genere la acción de distintos
actores sociales tendrá una naturaleza política. Ahora bien, específicamente en
la política formal, es decir, la del gobierno y sus instituciones, cada
administración en turno establece un proyecto educativo o, para ser precisos, se
formulan las políticas educativas en turno, lo cual corresponde a sus funciones
y deberes para hacer cumplir el derecho de los individuos a la educación. Se
concluye, entonces, que es indisoluble la relación de la educación con la
política, ya sea en el amplio sentido, en donde intervienen diferentes actores
o sea el proyecto gubernamental que cada administración en turno tiene que
cumplir por mandato constitucional.
Por otro lado, tenemos el
asunto de la ideologización. Cualquier paradigma o proyecto de educación tienen
un ideal de ser humano y de ciudadanía, por lo tanto, una jerarquización de los
valores que debe poseer (por ejemplo, los valores de la democracia) y los
conocimientos, habilidades, aptitudes y destrezas que tiene que desarrollar,
según las necesidades y problemáticas que presenta la sociedad. Todos estos
aspectos del proyecto educativo son designados por el grupo que este
propulsando dicho proyecto, así que dependerá del diagnóstico de la sociedad
que se haya hecho, del foco de atención en ciertos problemas y no otros y, del
énfasis que se haga en determinados aspectos de la realidad, de los campos de
conocimiento científico y del desarrollo tecnológico. En síntesis, dependerá de
la postura que dicho grupo tenga con respecto a la realidad social, la
perspectiva, valoración y jerarquía que asigne a ciertas áreas del conocimiento
y a los avances tecnológicos. Todo esto en su conjunto se puede entender como
la ideología de cada grupo.
Por lo tanto, la
educación siempre tiene un sustrato ideológico, por ejemplo, en los sexenios
pasados el ideario del libre mercado y el individualismo que hizo poner en el
centro de la educación a las competencias y el aprendizaje, ahora tendremos un
ideario con énfasis social y humanista y, por lo tanto, se pondrá en el centro
a la comunidad y a los proyectos.
¿Por qué son importante
estas aclaraciones? En primer lugar, porque no existe neutralidad en la
educación, como ya lo hemos mencionado, es intrínsicamente política y tiene una
matriz epistémica e ideológica. En segundo lugar, porque perdernos en estas discusiones
equivocas y muchas veces malintencionadas sobre el aspecto político e
ideológico de la educación polariza la sociedad de tal forma que imposibilita
tomar cartas sobre los verdaderos asuntos de importancia, a saber: ¿Qué esta
haciendo la SEP con respecto a la formación docente, que son los que van a
operativizar este proyecto? ¿Por qué si se hicieron consultas docentes, grupos
de trabajo, reuniones en consejo técnico para hablar sobre estos cambios, no
existe un documento que informe a la sociedad de las conclusiones a las que
llegaron y las razones que fundamenten esta transformación de proyecto
educativo? ¿Dónde esta el documento que nos muestra el diagnóstico que se hizo
en conjunto con los docentes y actores educativos para justificar este cambio?
¿Qué medidas se contemplan en este nuevo proyecto educativo para paliar los
efectos negativos que trajo consigo el encierro por la pandemia del coronavirus
en el desarrollo de los estudiantes?
Creo que estas son
algunas de las cuestiones en las que tendríamos que estar atentos y no plantear
problemas equívocos o hablar de fantasmas. Ya en una entrega posterior ahondaré
en el análisis concreto de los errores y aciertos de los libros de texto.
*Publicado parcialmente en: La polémica sobre los libros de texto gratuitos (LTG) de la SEP - Universidad Intercontinental (uic.mx)
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