La Pedagogía y sus campos científicos de intervención profesional*

 

El campo de intervención y el campo laboral de quien estudia Pedagogía depende en gran medida del perfil de egreso de la institución superior en donde se estudie, por lo tanto, depende del currículum (Plan de Estudios) y del objeto de estudio de la Pedagogía considerado a partir del cual se desarrolla dicho plan de estudios. Desde una perspectiva más amplia el objeto de estudio es un constructo histórico social que responde a las necesidades, problemas o vacíos de cierto ámbito del conocimiento en relación a una región de la realidad.

La discusión sobre el objeto de estudio de la Pedagogía es de enorme relevancia epistemológica ya que nos brinda las coordenadas para nuestras reflexiones sobre la realidad, el mundo y las personas; tener claro el objeto de estudio nos sitúa en un ‘desde’: desde donde reflexiono, desde donde analizo o desde donde comprendo, a la vez que nos coloca en un fin o telos para nuestra reflexión y nuestra acción. Por supuesto, que esto no se debe entender como fronteras o límites infranqueables, menos aún porque los campos problemáticos que se articulan en torno al objeto de estudio siempre rebasan las fronteras disciplinares, lo que debemos entender es que son la referencia primera ‘desde’ donde partimos o a donde queremos llegar.

Como es imposible en este espacio analizar las discusiones en relación al objeto de estudio de la Pedagogía, baste con mencionar que la Educación o la Formación son dos de sus objetos posibles, los cuales configuran campos problemáticos de la realidad multidimensionales y multirreferenciales, ámbitos de análisis e interpretación tan diversos que a su vez diversifican los campos de intervención, acción y de profesionalización del pedagogo. Estos campos están en constante transformación según las circunstancias históricas; cambian según se modifican las instituciones o si aparecen nuevos dispositivos en el sentido foucaultiano, también, con la transformación del Estado y las políticas que emanan de este o con el clima internacional y los vaivenes de la economía y, por supuesto, con la mutación de la cultura y las subjetividades. 

En ese sentido quien estudia pedagogía en relación a la educación -como es el caso de la gran mayoría de licenciaturas en las diferentes universidades (públicas y privadas) del país- su campo de acción está vinculado a ciertos sujetos, espacios, saberes y a determinados fenómenos (Sebastián Plá, 2022). Los ‘sujetos de la educación’ son principalmente, maestros y alumnos, que forman parte de comunidades educativas que se conforman alrededor de ‘espacios escolares’ (de cualquier nivel educativo y modalidad) y de ‘conocimientos’ acotados y delimitados por planes y programas de estudio. En ese caso la docencia, el apoyo psicopedagógico, la orientación vocacional, la actualización de programas y planes de estudio (departamentos curriculares en el caso de las universidades), la capacitación y actualización docente, la administración y gestión escolar y la dirección institucional, son ámbitos laborales por excelencia para el pedagogo.

Además, si utilizamos la clasificación de Educación Formal, No Formal e Informal, tenemos que en el ámbito ‘No Formal’ existen una gran cantidad de instituciones (gubernamentales y no gubernamentales) y empresas de diversos giros y sectores que requieren de especialistas en educación para el diseño e implementación de programas de actualización y capacitación de su personal. De igual manera sucede en el ámbito de la cultura que está íntimamente relacionado con la educación, donde los y las profesionales de la pedagogía realizan las planeaciones estratégicas o planeaciones de eventos diversos en museos, organizaciones artísticas y centros culturales.

Así también, sea en Educación Formal o No Formal, otro campo de intervención y profesionalización del pedagogo es el de las tecnologías de la comunicación y de la información: desde los medios tradicionales como la televisión y la radio, hasta los espacios más sofisticados de la virtualidad y la comunicación 4.0, es decir, desde redes sociales, aplicaciones, plataformas y entornos virtuales, hasta inteligencia artificial y realidad aumentada. En fin, donde se ponga en marcha el acto educativo, esto es: la relación de sujetos, espacios, recursos, estrategias, en relación a la enseñanza y el aprendizaje de conocimientos y/o competencias (Plá, 2022) ahí es el ámbito por excelencia de las pedagogas y los pedagogos, y eso abarca ámbitos muy reconocibles como son las escuelas y las universidades o espacio emergentes como las cárceles, hospitales o centros de investigación y aplicación tecnológica.

Finalmente, la educación, entendida como fenómeno, proceso, proyecto o acto, es un entramado complejo de campos de conocimiento y niveles de la realidad; multidimensional y multirreferencial; poliédrica y polifónica, que requiere un estudio multi, inter y transdisciplinario -según sea el caso- y, este es uno de los ámbitos de intervención y profesionalización por excelencia más importantes y necesarios que tienen los pedagogos: la ciencia y la investigación pedagógica de aquello que -según Freire-  cambia a las personas que van a cambiar al mundo: La Educación.   

Referencias

-    Plá, S. (2022). Investigar la Educación desde la Educación. Ed. Morata-IISUE


*Publicado en: La Pedagogía y sus campos - Universidad Intercontinental (uic.mx)

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