45º ANIVERSARIO DE LA MATANZA DE TLATELOLCO
Se termina la jornada del 45 aniversario de la matanza de
estudiantes en Tlatelolco el 2 de octubre 1968. Quizás para muchos es un asunto
muerto que no tiene sentido recordar, y que por el contrario, tendría que ser
olvidado para evitar las terribles molestias que ocasionan las marchas, que se
suman a las muchas otras que se han realizado en los últimos meses por parte
del Magisterio y otros grupos. Además, porque (según piensan algunos) son pretexto para colmar de violencia a la
ciudad por parte de grupos delictivos o violentos que se infiltran o que son
provocados (hay que decirlo) por las autoridades y que no pertenecen a la conmemoración, pero que para la percepción
de la gente es parte de lo mismo.
Esa percepción parcial genera molestia y repudio en cierto sector de la población, sin embargo, es producto (ya lo hemos dicho en repetidas ocasiones) en parte
por el condicionamiento informativo y la monopolización de la opinión vertida
tendenciosamente a través de los medios masivos de comunicación (la TV
principalmente) y de la estrategia sistemática para polarizar a la
sociedad (opinión en la que coinciden muchos otros), sumado al boca a boca puesto en marcha de los que si lo presencian y son afectados.
Sin embargo, existe un sector de la sociedad que considera
importante no pasar por alto esta fecha, lo cual me parece acertado y
necesario, pues, a pesar de vivir en un tiempo en el que la gente tiene a su
alcance una gran cantidad de información, es justamente un tiempo en el que hay
mas desinformación, por supuesto que la parcelación informativa de los mass media son el factor principal, por
lo tanto, movimientos y acciones de protesta como las que se realizan cada año en
éste día son vitales para hacer contrapeso a la visión y versión oficial de las
cosas, de la historia, de los logros; son una forma de contrariar esa tendencia
hacia la naturalización de los sucesos, es decir, a la deshistorización y al
olvido de las luchas que han sido necesarias y los sacrificios ofrecidos (sin afán de
sacralizar a los actores) por sujetos interesados en el país y su destino.
Por eso es y será siempre importante esta reiteración; este
recordatorio y otros, pues no podemos darnos el lujo ni ser tan irresponsables
como para que en plena época de simulacros dejemos a los que vienen a merced de
los ilusionistas. De algo estoy seguro (a diferencia de lo que opina Héctor
Aguilar Camín un intelectual orgánico): el efecto de las manifestaciones,
marchas y protestas tiene un eco evidente y favorable para los que luchan en
contra de lo (mal) establecido, de lo contrario hoy hubiéramos visto (y todos
los años) a los mismos de aquel tiempo, empero, siempre hay rostros renovados y
esto nos da la certeza de que nada está escrito, ni dado y nos permite creer en
posibilidades, en apuestas. La cúpula no ha ganado del todo porque el juego
todavía no se termina y sabemos que mínimo la clase dominante -esa que
Warren Buffett cree victoriosa- la tiene difícil, otra certeza que arroja al Establishment
a la incertidumbre.
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