De todos modos Juan te llamas
Cada Septiembre México se viste de fiesta, al conmemorar nuestra Independencia, recordando y homenajeando a todas esas personas que cambiaron la historia de nuestro país, que lucharon hasta la muerte por ideales de respeto, justicia e igualdad y por la utopía de una Nación libre y soberana. Y es que, cómo no recordarlos, si fueron hombres y mujeres de gran conciencia, valentía, coraje, voluntad, y tantos atributos más, que lucharon no sólo por sus intereses, sino también por los demás, por los desprotegidos, es más, por el bien de personas que todavía no habían nacido, es decir, por las generaciones futuras; éstas que celebramos con algarabía, cada año, la independencia de nuestro país, particularmente éste, ya que se cumple el Bicentenario de dicho acontecimiento de sobre manera importante y trascendente para todos nosotros.
De ahí que todo mundo, desde las altas cúpulas del poder hasta la gente más sencilla se pusiera en sintonía y preparara, con bastante tiempo de anticipación, el gran festejo. Los gobiernos, tanto federal como estatal, empresas y demás organizaciones, hicieron una inversión de millones de pesos para celebrar éste aniversario, y es que como sucede en la actualidad todo debe ser un gran espectáculo (big show), y por supuesto un festejo como éste no se puede quedar atrás, y es que liberarnos del yugo tiránico de una potencia en decadencia y arcaica para su tiempo como lo era España, medievalesca, a pesar que la Edad Media había concluido 3 siglos atrás; derrocar al Colonialismo para erigir una Nación Independiente; o disolver las diferencias de raza (Españoles, Criollos, Mestizos e Indígenas, etc.) traducidas en desigualdades sociales, consolidando la igualdad entre ciudadanos en la incipiente nación con la posibilidad de gozar de los mismos derechos y obligaciones, ésto sólo para dar otro par de ejemplos, pues lo vale. Estoy seguro que hasta los damnificados por la tormenta Karl, habrán olvidado esta 'eventualidad' y desde sus albergues, se habrán unido al festejo y maravillado cuando vieron por televisión la enorme estatua que se armó en el zócalo, y también estoy seguro que, toda esa parafernalia y despliegue de tecnología utilizado en el centro histórico y en todos los lugares públicos en donde se dio el grito, habrá sido un consuelo y aliciente para esa creciente población de desempleados o para todos esos jóvenes que ni trabajan ni estudian, y sobre todo, para todos los que han perdido su patrimonio en las inundaciones por las lluvias, porque saberse libres e independientes, saber que pertenecen a una nación justa, igualitaria, equitativa, no discriminadora, democrática, es algo que en momentos como esos debe de ser como un faro en la obscuridad.
“A festejar pues y ay después dios dirá” y no importa que el gasto que se haya hecho sea groseramente obsceno, o que todo lo utilizado, incluso la estatua, terminaran en la basura el día después del grito, lo importante es no pasar desapercibido este día tan memorable.
“A festejar pues y ay después dios dirá” y no importa que el gasto que se haya hecho sea groseramente obsceno, o que todo lo utilizado, incluso la estatua, terminaran en la basura el día después del grito, lo importante es no pasar desapercibido este día tan memorable.
Que lástima que haya todavía algunos ciegos y obstinados (lo bueno es que son muy poquitos), que creemos que no somos independientes, que vivimos dominados, de diferente manera, pero al fin dominados, sometidos a través de la cultura, el lenguaje, la política y fundamentalmente en la economía, que las desigualdades continúan y que los derechos se disuelven en la maraña de la corrupción. Que lamentamos que se tire el dinero de esa manera cuando existen millones de personas que lo necesitan urgentemente. Que pensamos que es un desperdicio toda la inversión y el derroche de dinero en éstos festejos, que además causan daños al medio ambiente y que son una burla, cuando se sigue ejerciendo el mismo despotismo y tiranía sobre los pueblos indígenas, y no nada más a ellos sino que se extiende a otros estratos sociales. La libertad se esfuma a cada momento, las cadenas por invisibles se creen inexistentes, aquí tristemente se hace cierta la idea de Hegel, si eres esclavo, pero te crees libre, en realidad eres libre (¡que falaz!), así pasa con nosotros, actualmente el dominio es distinto, porque brinda una sensación de libertad y hasta la festejamos.
QUE GUSTO PODER LEERTE, YA TE HABÍAS TARDADO! ME ENCANTA COMO ESCRIBES ES MUY GRATO RECORDAR Y NOTAR CON CADA UNA DE TUS PALABRAS TU TOQUE, ESA PARTE ESENCIAL DE TI.
ResponderEliminarESPERO ESTES MUY BIEN, SALUDOS!
QUE GUSTO PODER LEERTE, YA TE HABÍAS TARDADO! ME ENCANTA COMO ESCRIBES ES MUY GRATO RECORDAR Y NOTAR CON CADA UNA DE TUS PALABRAS TU TOQUE, ESA PARTE ESENCIAL DE TI.
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