VORÁGINE
Navegando en el mar de las sensaciones,
víctima de las contrariedades,
pelele de la inmediatez,
de lo que se disuelve en las aguas de lo efímero.
Arrojado de un lado a otro,
enfrentado a todas
mis fortalezas y debilidades,
sucumbo y renazco.
Soy y no soy, me envuelve la confusión
y me aferro a cualquier indicio de solidez,
a pesar de que no es más que una imagen e ilusión,
de esta particular dimensión humana.
La experiencia fluctuante,
pero los sentidos a todo galope como caballos desbocados,
el deseo en el cenit, pero sin objeto fijo,
como si esperara solamente arrojarme en una cascada de placer eterno.
Sin embargo, implacable esa necesidad de solidez,
que en el hedonismo se agota y se destruye,
ya que el mar de las sensaciones
te coloca en lo indecible y lo ambivalente.
Vivo y muero,
me recreo y me desvanezco,
existo y me vuelvo una ilusión,
Vorágine como condena y condición…..
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